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Top 10 Trastornos Mentales Más Comunes
¿Sabías que más de 1 de cada 4 personas en el mundo enfrentará, al menos una vez en su vida, un trastorno mental? Y aunque hoy en día se habla más de salud mental que hace unas décadas, aún queda mucho por comprender, sobre todo cuando se trata de soluciones reales, humanas… y sí, también naturales.
En este episodio de Cannamedicol, vamos a explorar de forma clara, directa y con base científica, los 10 trastornos mentales más comunes. Pero lo haremos de una manera diferente: no solo los vamos a explicar, también hablaremos del enfoque terapéutico actual y de cómo el cannabis medicinal puede jugar un papel complementario en ciertos casos, siempre desde la evidencia.
Así que si tú, un familiar o alguien que conoces está lidiando con alguno de estos desafíos, este episodio te dará herramientas, comprensión y una perspectiva más amplia.
Número 1. Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT).
Este trastorno suele surgir después de vivir un evento altamente traumático: guerras, accidentes, abusos, secuestros, desastres naturales… El cuerpo sobrevive, pero la mente se queda atrapada en ese instante. Los síntomas más comunes incluyen revivir constantemente el trauma (lo que se conoce como flashbacks), evitar cualquier cosa que lo recuerde, sobresaltarse fácilmente, y sentir que se vive en estado de alerta permanente.
En cuanto al cannabis, investigaciones del New York University Langone Medical Center han mostrado que las personas con TEPT tienen niveles bajos de anandamida, un endocannabinoide clave en la regulación emocional. Aquí es donde entra el cannabis, especialmente el THC en dosis bajas, que puede actuar como modulador de ese sistema endocannabinoide, ayudando a reducir la intensidad de los recuerdos intrusivos y mejorar el sueño.
Eso sí, su uso debe estar siempre guiado por un profesional.
Número 2. Trastorno del Espectro Autista (TEA).
El autismo no es una enfermedad. Es una condición del neurodesarrollo que puede alterar la forma en que una persona se comunica, entiende las emociones o reacciona ante ciertos estímulos. Existen casos con niveles muy altos de funcionalidad, y otros que requieren apoyo constante.
Algunos estudios preliminares, como el publicado en Frontiers in Neurology, indican que el CBD podría ayudar a reducir la agresividad, las autoestimulaciones excesivas, y mejorar los patrones de sueño en niños con TEA. También se ha documentado una mejoría en la ansiedad social, aunque se necesita más investigación para establecer protocolos precisos. Lo más importante aquí es tener un acompañamiento terapéutico adecuado, y entender que el cannabis no “cura” el autismo, pero puede aliviar ciertos síntomas asociados.
Número 3. Trastorno Bipolar.
Imagina vivir en un sube y baja emocional constante. Así es el trastorno bipolar. Por un lado, están los episodios maníacos, donde todo parece posible, la energía es inagotable y los impulsos dominan. Por el otro, están las fases depresivas, en donde reina el vacío, el agotamiento y el aislamiento.
El uso del cannabis en este caso requiere mucha precaución. Algunos estudios sugieren que el THC en dosis altas puede exacerbar los síntomas maníacos, especialmente en personas no estabilizadas. Sin embargo, el CBD ha mostrado efectos ansiolíticos y antipsicóticos, lo cual podría ser útil como coadyuvante en la fase depresiva.
Una investigación de 2018 en Journal of Psychopharmacology señaló que el CBD podría mejorar la función cognitiva y estabilizar el ánimo en ciertos casos, pero se necesitan más estudios a largo plazo.
Aquí la clave es la dosificación, la cepa, y el momento del trastorno en que se usa.

Número 4. Trastornos Psicóticos
Cuando hablamos de trastornos como la esquizofrenia o el trastorno delirante, lo primero que viene a la mente son las alucinaciones o los delirios. Pero muchas veces, los síntomas más limitantes son otros: la apatía, la falta de expresión emocional, o la incapacidad para conectar con otras personas.
Durante años, se pensó que el cannabis debía evitarse por completo en casos de psicosis. Pero estudios recientes parecen estar desafiando esa idea. El CBD ha mostrado efectos antipsicóticos significativos sin los efectos secundarios de los fármacos tradicionales. Investigaciones como la publicada en The American Journal of Psychiatry revelan que el CBD puede reducir los síntomas psicóticos en pacientes con esquizofrenia sin empeorar los efectos cognitivos.
Eso sí: el THC está contraindicado en la mayoría de los casos, ya que puede inducir o agravar los episodios psicóticos. Aquí, el protagonismo lo tiene el CBD puro o hemp y eso sí bien dosificado.
Número 5. Trastornos de la Personalidad.
Los trastornos de personalidad afectan la forma en que alguien percibe el mundo, se comporta y se relaciona. El trastorno límite, el histriónico, el paranoide, entre otros, presentan patrones persistentes que pueden interferir en las relaciones, el trabajo y la vida emocional.
No existen tratamientos específicos con cannabis para estos trastornos, pero el CBD podría tener un papel en la reducción de la ansiedad social, la impulsividad y la regulación emocional. Por ejemplo, algunos estudios muestran que el CBD reduce la actividad de la amígdala, una región cerebral clave en la respuesta al miedo. Esto podría ser útil, especialmente en personas con trastornos de tipo ansioso o emocionalmente inestables.
De nuevo, no hablamos de una solución mágica, sino de un posible complemento dentro de un abordaje integral.
Número 6. Trastornos por Consumo de Sustancias.
Aquí estamos frente a una paradoja. ¿Cannabis para tratar adicciones? Pues sí. Aunque durante mucho tiempo se creyó lo contrario, estudios recientes han mostrado que el uso medicinal del cannabis puede ayudar a reducir la dependencia a sustancias como opioides, alcohol o incluso la nicotina.
Una revisión publicada en Substance Abuse indica que muchas personas han logrado disminuir su consumo de drogas más peligrosas gracias al cannabis medicinal, especialmente al CBD. ¿Por qué? Porque este cannabinoide puede modular los circuitos cerebrales del deseo (craving), además de aliviar síntomas como ansiedad, insomnio y dolor, que muchas veces llevan al consumo.
Además, en el caso de la dependencia a opioides, el cannabis ha mostrado ser una opción más segura para el manejo del dolor crónico.
Número 7. Trastornos del Sueño.
Dormir mal afecta todo: tu ánimo, tu memoria, tu salud física. Trastornos como el insomnio, la apnea del sueño o la narcolepsia pueden arrastrarte a un estado de agotamiento constante.
Aquí es donde el cannabis ha demostrado tener una acción directa. El THC ayuda a reducir el tiempo que tardas en quedarte dormido, mientras que el CBD puede aumentar la calidad del sueño, disminuir las pesadillas y mejorar los ciclos circadianos. Además, en personas con TEPT, el cannabis ha sido útil para reducir los sueños angustiosos.
Eso sí, el uso prolongado de THC puede alterar la fase REM, por lo que su uso debe ser regulado. En general, la combinación equilibrada de cannabinoides puede favorecer un descanso más profundo y restaurador.
Número 8. Trastornos de la Conducta Alimentaria.
La anorexia, la bulimia o el trastorno por atracones son condiciones donde la alimentación se convierte en una batalla diaria. No es solo una cuestión de comida, sino de control, de emociones, de autoestima.
En este contexto, el THC ha mostrado utilidad al estimular el apetito, especialmente en personas con pérdida de peso severa. De hecho, se usa en pacientes con cáncer o VIH para mejorar la ingesta calórica. Sin embargo, en personas con bulimia o trastornos por atracón, el THC podría aumentar las compulsiones, por lo que no siempre es recomendable.
El CBD, en cambio, podría ayudar a regular la ansiedad y los pensamientos obsesivos relacionados con la imagen corporal, gracias a su efecto ansiolítico y su capacidad para regular ciertos neurotransmisores implicados en la compulsividad.
Número 9. Trastornos de Ansiedad.
La ansiedad crónica es como un zumbido mental que no se apaga. Está presente desde que despiertas hasta que intentas dormir. Puede ser generalizada, fóbica, social o presentarse en forma de ataques de pánico.
En este terreno, el cannabis —especialmente el CBD— tiene una sólida base de estudios. Se ha demostrado que reduce los niveles de ansiedad en pruebas públicas, mejora la calidad de vida y tiene una acción rápida en muchos casos. A diferencia de los ansiolíticos tradicionales, el CBD no genera dependencia ni sedación excesiva.
Eso sí, el THC en dosis altas puede aumentar la ansiedad en personas sensibles, por lo que es importante encontrar la proporción adecuada. Algunos productos combinan CBD y microdosis de THC para potenciar el efecto relajante.
Y Número 10. Trastorno Depresivo Mayor.
La depresión no es solo tristeza. Es un apagón emocional que te desconecta del mundo. Pérdida de placer, de motivación, de energía. Todo parece pesado, inútil, lejano.
Aunque el cannabis no es una cura para la depresión, ciertos estudios —como los publicados en Molecular Neurobiology— indican que el CBD tiene efectos antidepresivos al estimular la neurogénesis en el hipocampo, una zona del cerebro crucial en el estado de ánimo. Además, puede actuar sobre los receptores de serotonina, conocidos como 5-HT1A.
El uso controlado de cannabis puede ser útil en personas resistentes a antidepresivos o con síntomas moderados, pero siempre debe ser parte de un tratamiento integral, nunca un reemplazo.