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¿Cuáles podrían ser las consecuencias de no dormir?
¿Alguna vez has pasado una noche sin dormir? ¿Has sentido cómo tu mente se nubla, cómo te vuelves más irritable o te cuesta concentrarte? Bueno… imagina eso multiplicado por días. Lo que ocurre en nuestro cerebro y en nuestro cuerpo cuando no descansamos es tan complejo como fascinante. Pero lo más importante: es vital entenderlo. Porque no dormir bien, literalmente, nos puede quitar la vida.
Hola, soy Carlos Villada y te doy la bienvenida a este nuevo episodio de Cannamedicol Podcast, donde hablamos de salud, ciencia y cannabis medicinal de manera responsable. Hoy traemos un tema que todos hemos experimentado alguna vez, pero del que sabemos muy poco: el sueño. O mejor dicho… la falta de sueño.
Y más allá de hablar de datos duros, hoy queremos contarte historias reales, estudios científicos, y algo que cada vez se investiga más: cómo el cannabis medicinal puede convertirse en una herramienta clave para mejorar los trastornos del sueño. Así que ponte cómodo, o mejor aún, si estás escuchando esto antes de dormir, deja que tu cuerpo se relaje. Esto te va a interesar.
El experimento que llevó al límite al cerebro humano
Corría el año 1965 cuando un estudiante de secundaria llamado Randy Gardner, de apenas 17 años, decidió hacer algo que muy pocos se atreverían a intentar: quedarse despierto durante más de 11 días. En total, estuvo 264 horas sin dormir, en lo que se convirtió en uno de los experimentos más extremos y conocidos sobre la privación del sueño.
Al segundo día ya tenía problemas para enfocar la vista. Luego empezó a confundir objetos, perdió la capacidad de distinguir cosas al tacto. Para el tercer día, su comportamiento se volvió errático, agresivo, estaba desorientado, y más adelante comenzaron las alucinaciones. Imagina eso: ver cosas que no existen solo por no dormir.
Aunque Randy logró recuperarse sin daños permanentes, su caso nos reveló lo que la ciencia apenas estaba comenzando a entender: que el sueño no es opcional. No es un lujo. Es una necesidad biológica tan importante como respirar o alimentarse.
¿Por qué necesitamos dormir?
Aunque seguimos aprendiendo sobre el misterio del sueño, hay algo claro: es el momento en que el cuerpo se repara, el cerebro se reorganiza y el sistema inmunológico se fortalece.
Durante el sueño, especialmente en las fases profundas conocidas como no-REM, el cuerpo entra en un estado de recuperación total. La respiración se vuelve más lenta, el ritmo cardíaco baja, los músculos se relajan y el ADN celular comienza un proceso de reparación. También es en esta fase cuando se consolida la memoria, se estabilizan las emociones y se prepara al cerebro para aprender cosas nuevas.
Además, hay un sistema poco conocido llamado sistema glinfático, que actúa como una especie de sistema de limpieza cerebral. A través del líquido cefalorraquídeo, este sistema se activa durante el sueño profundo para eliminar residuos neurotóxicos que se acumulan durante el día. Si no dormimos, este proceso no ocurre. Y lo que queda en el cerebro son restos químicos que afectan la concentración, el estado de ánimo y, con el tiempo, pueden contribuir al desarrollo de enfermedades neurodegenerativas.
Las consecuencias de no dormir
En la sociedad actual, dormir mal se ha normalizado. Nos reímos de las ojeras, de los bostezos, del café que necesitamos para mantenernos en pie. Pero detrás de esta “cultura del insomnio” se esconde una crisis de salud silenciosa.
En Estados Unidos, por ejemplo, el 30% de los adultos y más del 60% de los adolescentes sufren insomnio frecuente. Y eso no solo significa dormir menos, sino también dormir mal: despertarse muchas veces, tener sueños interrumpidos, no llegar nunca a las fases de sueño profundo.
¿Qué pasa entonces? Aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, obesidad, depresión y ansiedad. El sistema inmunológico se debilita, la memoria falla, el tiempo de reacción disminuye. Incluso se ha documentado que las personas que duermen menos de seis horas por noche tienen un riesgo hasta cuatro veces mayor de sufrir un accidente cerebrovascular.
En casos extremos, el insomnio puede ser letal. Existe una condición genética conocida como insomnio familiar fatal, una enfermedad muy rara que impide dormir y lleva a la muerte en el plazo de meses o años. El cuerpo, literalmente, colapsa.

La química del sueño (y del insomnio)
Durante el día, nuestras células cerebrales están activas y generan productos de desecho. Uno de ellos es la adenosina, una sustancia que se acumula y genera esa sensación de cansancio. Es lo que se conoce como presión del sueño. Mientras más se acumula, más ganas de dormir sentimos. Por eso el café nos despierta: la cafeína bloquea los receptores de adenosina, engañando temporalmente al cerebro.
Pero si seguimos bloqueando esa señal sin descansar, el cerebro sigue intoxicándose con otros residuos metabólicos. Y ahí entra en juego el sistema glinfático del que hablábamos. Si no dormimos, no limpiamos. Y si no limpiamos… nos enfermamos.
Por eso, los científicos están empezando a ver al insomnio no solo como un síntoma, sino como una enfermedad neurobiológica con causas químicas reales. Y eso abre la puerta a nuevos tratamientos más allá de las pastillas para dormir.
¿Qué papel juega el cannabis medicinal en todo esto?
Aquí es donde entra el cannabis medicinal, y vale la pena explicar esto con detalle. Nuestro cuerpo tiene un sistema llamado sistema endocannabinoide, compuesto por receptores que regulan funciones clave como el sueño, el apetito, el dolor y el estado de ánimo. Este sistema produce sus propios compuestos naturales (llamados endocannabinoides), pero también responde a cannabinoides externos como el THC y el CBD, que están presentes en la planta del cannabis.
Diversos estudios han mostrado que el CBD (cannabidiol) puede ayudar a reducir la ansiedad y mejorar la calidad del sueño, sin los efectos secundarios típicos de los somníferos tradicionales. No genera dependencia, no provoca embriaguez, y actúa de forma suave sobre los receptores cerebrales relacionados con el ciclo sueño-vigilia.
Por otro lado, el THC en dosis bajas también puede inducir el sueño, sobre todo en personas con insomnio crónico, dolor o ansiedad severa. Sin embargo, su uso debe estar cuidadosamente supervisado, ya que dosis altas de THC podrían afectar la estructura del sueño a largo plazo.
En Cannamedicol siempre recomendamos microdosis personalizadas y adaptadas al perfil de cada paciente siempre consultando con un profesional de la salud. Porque no todos los cuerpos reaccionan igual. Algunas personas se benefician de aceites sublinguales de CBD para relajarse antes de dormir. Otras prefieren combinaciones suaves con THC en forma de vaporización controlada o en infusión nocturna.
Además, el uso tópico en zonas de tensión muscular también puede favorecer la relajación y ayudar a preparar al cuerpo para el descanso.
Dormir bien es parte del tratamiento completo
No se trata solo de tomar algo y esperar a que haga efecto. Para que el cannabis medicinal funcione como parte de un tratamiento para el insomnio, es clave adoptar también hábitos de higiene del sueño.
Aquí te dejamos algunos consejos útiles:
- Apaga las pantallas al menos una hora antes de dormir. La luz azul afecta la producción de melatonina.
- Crea un ritual nocturno: leer, meditar, escuchar música suave o incluso un podcast como este.
- Mantén horarios fijos para acostarte y levantarte.
- Evita la cafeína y el alcohol al final del día.
- Y si estás usando cannabis medicinal, que sea con orientación profesional. No se trata de experimentar a ciegas, sino de encontrar una fórmula que se ajuste a tu cuerpo y estilo de vida.
Dormir es un acto de amor propio. Es el momento en que el cuerpo se escucha, se repara y se reinicia. No lo subestimes. No lo dejes para después. Y si estás enfrentando dificultades para dormir, recuerda que no estás solo.