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TODO LO QUE NECESITAS SABER SOBRE LA ANSIEDAD

Preocuparse es una reacción común en la vida diaria. El futuro siempre es incierto, y hay innumerables razones que pueden generar aprensión. Sin embargo, cuando la preocupación se vuelve constante e incontrolable, puede indicar la presencia de un trastorno de ansiedad. Este trastorno, que afecta a más de 300 millones de personas en todo el mundo, merece una comprensión más profunda… 

La ansiedad es una compleja amalgama de emociones que incluyen miedo, aprensión y preocupación, a menudo acompañadas de sensaciones físicas como tensión muscular y alerta. Es una respuesta tanto fisiológica como psicológica que prepara al cuerpo para enfrentar una amenaza percibida. Aunque se asemeja al miedo, la ansiedad difiere en que no responde a una amenaza inmediata, sino a la anticipación de un evento negativo futuro, real o imaginario.

A lo largo de la evolución humana, la ansiedad ha tenido un papel vital al prepararnos para peligros concretos, como ataques de depredadores. Sin embargo, en la complejidad de la sociedad moderna, su utilidad se ha extendido a aspectos más sociales y performativos de nuestra vida cotidiana. Un cierto grado de ansiedad puede ser beneficioso, preparándonos para situaciones que requieren concentración y esfuerzo, como exámenes o cirugías complicadas. Sin embargo, cuando la ansiedad se convierte en un obstáculo para nuestra calidad de vida, se convierte en un trastorno.

El trastorno de ansiedad generalizada es una de las manifestaciones más comunes. Quienes lo experimentan sienten una ansiedad persistente y desproporcionada en relación con las situaciones cotidianas. Esta preocupación constante e intrusiva puede interferir significativamente en su vida diaria, afectando su trabajo, relaciones y bienestar general. Para diagnosticarlo, se requiere que estos síntomas persistan durante varios meses, acompañados de una serie de manifestaciones físicas y emocionales, como inquietud, fatiga e irritabilidad.

El DSM-5, utilizado para diagnosticar trastornos mentales, enumera diversas formas en las que la ansiedad puede convertirse en patología. El trastorno de ansiedad generalizada es solo uno de ellos, pero su impacto en la vida de quienes lo padecen es significativo y merece atención y comprensión.

Hablemos ahora del trastorno de pánico, también conocido como ataques de pánico. Este trastorno de ansiedad se caracteriza por la presencia regular y frecuente de episodios de pánico agudo. Un ataque de pánico es una experiencia de miedo repentino e intenso, que surge sin un peligro real evidente y está acompañado por una serie de síntomas físicos, como taquicardia, sudoración, temblores y sensación de asfixia. A menudo, quienes lo experimentan también sienten miedo a volverse locos o incluso a morir.

Aunque un ataque de pánico puede ser una experiencia aislada y pasajera, algunas personas experimentan estos episodios de manera recurrente e impredecible. Para diagnosticar el trastorno de pánico, estos ataques deben ser persistentes y no estar relacionados con una situación específica. Además, deben estar acompañados por al menos un mes de preocupación constante por sufrir otro ataque, lo que puede afectar negativamente la vida cotidiana de la persona afectada.

Pasemos ahora a discutir que es la fobia. Una fobia es un miedo intenso y desproporcionado hacia un objeto, situación, animal o lugar específico. Las personas con fobias experimentan niveles extremos de ansiedad y temor ante el estímulo fóbico, lo que a menudo los lleva a evitar activamente cualquier situación que puedan enfrentar con ese estímulo.

Las fobias pueden variar ampliamente, desde miedos comunes como el miedo a las alturas o a los espacios cerrados, hasta miedos menos usuales como el miedo a ciertos alimentos o colores. Estas fobias suelen desarrollarse como resultado de eventos traumáticos o experiencias negativas asociadas con el estímulo en cuestión.

El siguiente trastorno que discutiremos es la agorafobia, que puede manifestarse de varias formas. Las personas con agorafobia pueden temer estar en espacios abiertos, en lugares cerrados, utilizar medios de transporte o estar en situaciones donde se sientan atrapados o incapaces de escapar. Esta ansiedad puede ser tan intensa que lleva a la persona a evitar estas situaciones o a tolerarlas solo en presencia de un acompañante.

El trastorno de ansiedad social es otra forma de ansiedad que causa malestar y miedo en situaciones sociales donde la persona siente que puede ser juzgada o humillada por los demás. Estas personas pueden experimentar ansiedad anticipatoria incluso antes de encontrarse en la situación temida, lo que a menudo resulta en aislamiento social y pérdida de relaciones.

El mutismo selectivo es un trastorno de ansiedad en el que las personas, generalmente niños, son incapaces de hablar en ciertos contextos sociales, a pesar de ser capaces de hacerlo en otros entornos. Este trastorno puede causar dificultades significativas en la vida diaria y en las relaciones interpersonales.

Las causas de los trastornos de ansiedad son diversas y complejas, ya que no hay un solo factor que los desencadene. Sin embargo, varios elementos suelen estar relacionados y pueden contribuir a su desarrollo. Por ejemplo, problemas fisiológicos como tumores, cardiopatías o desequilibrios hormonales pueden desencadenar ansiedad. Además, el entorno familiar juega un papel importante, ya que la ansiedad puede tener un componente genético o ser influenciada por la convivencia con personas ansiosas.

Los eventos traumáticos, tanto actuales como pasados, son otra causa común de los trastornos de ansiedad. La ruptura de una relación significativa, la pérdida de un ser querido o la exposición a desastres pueden desencadenar síntomas de ansiedad. Del mismo modo, el estrés prolongado derivado de situaciones laborales estresantes, el acoso en el trabajo o situaciones de abuso pueden contribuir al desarrollo de estos trastornos.

En cuanto al tratamiento de los trastornos de ansiedad, es importante destacar que no existe una solución mágica que funcione para todos, ya que cada persona es única y sus síntomas pueden variar. Sin embargo, la psicoterapia suele ser una opción efectiva para abordar las causas subyacentes y gestionar los síntomas. En algunos casos, se pueden recetar medicamentos como ansiolíticos o antidepresivos, siempre bajo la supervisión de un médico.

En los últimos años, ha habido un creciente interés en el potencial terapéutico del cannabis para tratar una variedad de trastornos de salud mental, incluida la ansiedad. El cannabis contiene una amplia gama de compuestos químicos, siendo los más estudiados el tetrahidrocannabinol (THC) y el cannabidiol (CBD). Se ha demostrado que el CBD, en particular, tiene propiedades ansiolíticas, lo que significa que puede ayudar a reducir los síntomas de ansiedad sin los efectos psicoactivos asociados con el THC.

Varios estudios preclínicos y clínicos han investigado el uso del cannabis y sus componentes para el tratamiento de diferentes tipos de trastornos de ansiedad, como el trastorno de ansiedad generalizada, el trastorno de estrés postraumático y el trastorno de pánico. Se ha encontrado que el CBD puede ayudar a reducir la ansiedad al actuar sobre los receptores cerebrales involucrados en la regulación del estado de ánimo y el estrés.

Además de su acción ansiolítica, el CBD también puede tener efectos neuroprotectores y antiinflamatorios, lo que podría ser beneficioso para las personas que experimentan ansiedad crónica. Se ha sugerido que el CBD puede ayudar a restaurar el equilibrio en el sistema endocannabinoide del cuerpo, que desempeña un papel crucial en la regulación del estrés y la ansiedad.

Es importante tener en cuenta que si bien hay evidencia prometedora que respalda el uso del cannabis y el CBD para el tratamiento de la ansiedad, aún se necesitan más investigaciones para comprender completamente su eficacia y seguridad a largo plazo. Además, el efecto del cannabis puede variar según la dosis, la cepa y la forma de administración, por lo que es importante consultar con un profesional de la salud antes de comenzar cualquier tratamiento. 

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