¿Qué son las adicciones conductuales? ¿Me ayuda el cannabis?

¿Es posible que jugar videojuegos pueda convertirse en una adicción tan poderosa como el tabaquismo? ¿Puede el acto de ir de compras llegar a ser tan perjudicial como el abuso del alcohol? ¿Podemos considerar el azúcar como una sustancia peligrosa y adictiva? 

Hoy, exploraremos estas actividades que, aunque no siempre las asociamos con las típicas «sustancias adictivas», pueden de hecho convertirse en comportamientos problemáticos. Nos sumergiremos en el mundo de las adicciones conductuales y examinaremos cuándo el placer se convierte en un peligro.

¿Qué entendemos por adicción?

Etimológicamente, la palabra «adicción» se deriva del latín «addictus», que significa «entregado» o «dedicado» a algo o alguien. En tiempos antiguos, un «addictus» era una persona que, debido a deudas, se veía obligada a pertenecer a otra y trabajar en su servicio. Con el tiempo, «adicción» también se usó en contextos como sinónimo de «lealtad» o «afición». Actualmente, el término se emplea principalmente para describir la esclavitud hacia sustancias o actividades específicas.

Una adicción se define como un trastorno en el cual una persona experimenta un fuerte e incontrolable deseo de consumir una sustancia o llevar a cabo una actividad que le proporciona satisfacción inmediata, a pesar de que esas acciones tengan consecuencias perjudiciales. Aunque los expertos pueden tener diversas definiciones, existen cinco características clave que suelen definir una adicción:

1. Compulsión: Un impulso poderoso que supera el autocontrol y lleva a la persona a repetir la actividad una y otra vez.

2. Efectos perjudiciales: El consumo o la actividad interfieren negativamente en la vida de la persona, afectando su salud o impidiendo la realización de actividades saludables o el logro de metas.

3. Tolerancia: La necesidad de cada vez más para sentir el mismo grado de satisfacción que antes.

4. Pensamientos obsesivos: Cuando no están involucrados en la actividad adictiva, la persona está constantemente pensando en ello.

5. Síndrome de abstinencia: La ausencia de la sustancia o la actividad causa malestar o sufrimiento.

¿A qué nos podemos volver adictos?

Existen dos categorías principales de adicciones: las adicciones a sustancias y las adicciones conductuales. Ya hemos hablado en otras ocasiones sobre las adicciones a sustancias, incluyendo el alcohol, el tabaco y otros productos estimulantes o sedantes. Ahora, nos adentraremos en las adicciones conductuales y exploraremos cómo alguien puede desarrollar una adicción a un comportamiento en lugar de una sustancia. 

Las sustancias se vuelven adictivas porque interactúan con uno o dos sistemas clave en nuestro sistema nervioso: el sistema opioide endógeno, responsable del alivio del dolor, y el sistema de recompensa de la dopamina, encargado de crear sensaciones de placer. En consecuencia, no sólo las sustancias, sino también cualquier actividad que genere placer puede teóricamente convertirse en una adicción. Sin embargo, desde una perspectiva médica, sólo unas pocas actividades se consideran verdaderas adicciones. Vamos a explorar algunas de las más comunes:

  • Ludopatía: La ludopatía o adicción a los juegos de azar es la compulsión por apostar en casinos o participar en juegos de cartas. Es la única adicción conductual oficialmente reconocida por el manual de diagnóstico DSM, ya que cumple con todas las características definitorias. Las personas con ludopatía experimentan un aumento en los niveles de norepinefrina cuando juegan, lo que incrementa su estrés. Además, cuando ganan dinero, su cerebro experimenta una respuesta similar a la que se obtendría al consumir cocaína. Esto puede llevar a consecuencias graves, como la bancarrota, el robo para financiar la adicción y la depresión.
  • Adicción al Azúcar: Aunque la adicción al azúcar no está oficialmente reconocida como un trastorno de adicción, hay evidencia de que su consumo libera opioides y dopamina en el cerebro, lo que puede dar lugar a un consumo compulsivo y un ansia constante por alimentos dulces. Los problemas de salud relacionados con el exceso de azúcar incluyen diabetes tipo II, enfermedades cardíacas, caries dental, disfunción hepática y renal, y disfunción eréctil.
  • Nomofobia: Adicción al Teléfono Celular: Esta es una obsesión excesiva por las redes sociales y el miedo a separarse del teléfono móvil. Aunque no está incluida en el DSM como una adicción, algunos especialistas sugieren que comparte características similares, aunque más relacionadas con una fobia que con una adicción en sí. La nomofobia está vinculada a problemas de autoestima, soledad y depresión. Si experimentas ansiedad, taquicardia, sudoración, respiración agitada o incluso ataques de pánico cuando te encuentras sin tu teléfono, es posible que sufras de nomofobia.
  • Adicción a las Compras: Salir de compras es una actividad socialmente aceptable, pero cuando se convierte en una compulsión, se le llama oniomanía, y puede llevar a una pérdida excesiva de tiempo y dinero. Detectar esta adicción puede ser complicado, ya que en nuestra sociedad no siempre se critica comprar más de lo necesario o gastar más de lo que se tiene, incluso endeudándose. Por lo general, esta adicción solo se hace evidente cuando la persona se encuentra en bancarrota y en un estado de profunda depresión.
  • Adicción a los Videojuegos: En la versión más reciente del DSM (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales), la adicción a los videojuegos no se encuentra clasificada como una adicción oficial, pero se recomienda continuar investigándola. Esta actividad placentera solo se considera un trastorno cuando interfiere significativamente con las responsabilidades diarias de una persona o la hace descuidar otros intereses.

    Se cree que su mecanismo es muy similar al de la adicción al juego. Una persona con esta adicción puede pasar tanto tiempo jugando que descuida su higiene personal, experimenta cambios extremos en su peso, altera sus patrones de sueño, juega en el trabajo o incluso miente para ocultar su adicción.

    Un factor importante es que muchos videojuegos están diseñados deliberadamente para ser adictivos, creando bucles de compulsión que estimulan directamente el sistema de recompensas de la dopamina. Además, muchos de estos juegos están estructurados de manera que nunca tengan un final claro.

Otras Adicciones Conductuales

Existen numerosas actividades que, cuando se llevan al extremo, pueden convertirse en problemas adictivos. Estos incluyen la adicción al ejercicio físico, la adicción a la comida, la adicción al trabajo, la adicción a la pornografía, la adicción a Internet, la adicción al sexo y muchas más.

¿Significa esto que debemos evitar por completo disfrutar de un pastel, rechazar jugar videojuegos y alejarnos de cualquier actividad placentera debido al riesgo de adicción?

La respuesta es no, a menos que tengas el deseo de convertirte en un ermitaño que se alimenta solo de insectos y raíces amargas, lo cual es una elección completamente válida. Sin embargo, si deseas llevar una vida placentera y saludable, vivir más y mejor, es importante entender por qué alguien podría desarrollar una adicción a una sustancia o actividad.

Causas de la Adicción (Teorías)

Diferentes especialistas han propuesto cierto tipo de teorías para explicar por qué una persona puede desarrollar una adicción:

  1. Teorías Neurocientíficas: Estas teorías explican cómo las sustancias o actividades interactúan con los neurotransmisores y mecanismos de comunicación de las neuronas. El sistema de recompensas de la dopamina y el sistema opioide endógeno son dos de los mecanismos más involucrados en el desarrollo de adicciones. Una teoría importante es la de la neuroadaptación, que sugiere que el cerebro se adapta a funcionar en condiciones de estimulación y, cuando se retira el estímulo, busca formas de obtenerlo.
  1. Teorías Psicológicas: Estas teorías incluyen las teorías conductuales, que explican cómo adquirimos ciertos hábitos porque los asociamos con efectos placenteros, y las teorías cognitivas, que sugieren que las personas adictas dependen de factores externos para mantener un equilibrio interno.
  1. Teorías de la Personalidad: Aunque menos respaldadas por evidencia, algunas teorías argumentan que ciertos tipos de personas son más propensos a desarrollar adicciones debido a rasgos específicos de personalidad.
  1. Teorías Contextuales: Estas teorías se centran en los factores familiares y sociales que pueden hacer que una persona sea más vulnerable a desarrollar una adicción. La evidencia sugiere que el comportamiento de los familiares o amigos, así como la presencia de conflictos familiares o falta de apoyo emocional, pueden influir en el desarrollo de adicciones. Además, la pobreza y la falta de oportunidades económicas y sociales también están relacionadas con una mayor prevalencia de adicciones.

Ninguna teoría explica por sí sola por qué se desarrollan las adicciones, por lo que el enfoque más reciente es el biopsicosocial, que reconoce la complejidad del problema y considera componentes neurobiológicos, psicológicos y sociales.

¿Cómo saber si soy adicto? ¿Qué debo hacer?

Si sientes que tus impulsos están superando tu fuerza de voluntad, que has perdido el control sobre un hábito o que una actividad está afectando negativamente tu salud, relaciones o metas, no enfrentes la situación en solitario. Es fundamental buscar ayuda, ya sea de alguien de confianza que no sea adicto o de profesionales de la salud mental que puedan acompañarte en tu proceso de recuperación.

Otra de las recomendaciones es apoyarnos de algunos tratamientos o alternativas que ofrece la naturaleza, en este caso haremos mención al tratamiento con cannabis medicinal.

El cannabis ha sido objeto de interés en la búsqueda de alternativas para ayudar a las personas a manejar diferentes tipos de adicciones, incluyendo las adicciones conductuales. Aunque es importante tener en cuenta que su eficacia puede variar de persona a persona y que no es una solución universal, aquí te explicaré cómo el cannabis podría potencialmente ser de ayuda en la gestión de estas adicciones.

En primer lugar, el cannabis, en particular el cannabinoide cannabidiol (CBD), ha mostrado propiedades ansiolíticas y relajantes. Para algunas personas, las adicciones conductuales pueden estar relacionadas con la ansiedad y el estrés. El cannabis podría ayudar a reducir estos síntomas, lo que a su vez puede disminuir el impulso de recurrir a la actividad adictiva como una forma de escape emocional. Sin embargo, es importante mencionar que la marihuana con alto contenido de tetrahidrocannabinol (THC) puede tener efectos psicoactivos y, en algunas personas, aumentar la ansiedad, por lo que se debe utilizar con precaución y bajo supervisión.

Además, el cannabis podría ayudar en el manejo del síndrome de abstinencia experimentado por algunas personas cuando intentan dejar una adicción.  Los efectos de alivio del dolor y relajación que puede proporcionar el cannabis pueden mitigar los síntomas físicos y emocionales de la abstinencia, haciendo que el proceso de recuperación sea más llevadero.

Otra ventaja del cannabis es que puede actuar como un reemplazo menos perjudicial para algunas adicciones. Por ejemplo, en el caso de la adicción al tabaco, algunos individuos han recurrido a los cigarrillos electrónicos que contienen CBD como una forma de reducir o eliminar gradualmente su consumo de nicotina.

Es importante ser conscientes de que enfrentar una adicción puede ser un desafío, pero con el apoyo adecuado, es posible superarla. No dudes en buscar ayuda y orientación profesional para iniciar tu camino hacia una vida más saludable, equilibrada y verdaderamente feliz.

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